CCConoce las zonas de producción agrícola y ganadera de todos los países de América Latina. Ha trabajado con los campesinos más pobres del continente, y ha sido acompañante de exitosos proyectos regionales de cultivo y exportación de alimentos. Ahora, después de 23 años de experiencia como especialista de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el brasileño Polan Lacki se preocupa por difundir entre los pueblos latinoamericanos la idea de que la agricultura puede ser una actividad auto sostenible, capaz de erradicar por completo la pobreza de las zonas rurales. Esa misión lo trajo a la República Dominicana y, de paso, a la sala de Redacción del Listín Diario. “Nos engañamos cuando decimos que somos eficientes, cuando en verdad estamos muy mal”
Polan Lacki, ex director de Educación y Extensión de la FAO para AL. “Me da mucha pena ver las exuberancias de este país, estas extraordinarias potencialidades de generación de riqueza, de producción agrícola, ganadera. ¡Tanto sol, tanta tierra, tanta fertilidad, tanta agua! Ver que en un país como éste o en el mío, o en Argentina o en Colombia, no se aprovechan convenientemente las extraordinarias oportunidades que nos ofrece hoy el mercado internacional, que está sediento, deseoso de comprar nuestra producción agrícola y ganadera. Todo ese potencial de producción de riqueza está paralizado o semiparalizado o durmiente porque nosotros hemos cometido un error grave en América Latina de siempre pensar en que, para desarrollar la agricultura, nosotros necesitamos de altas decisiones políticas de la esfera nacional o internacional, que necesitamos hacer grandes reformas estructurales en el país. Hablamos de Reforma Agraria, grandes proyectos de riego y de colonización, etcétera, cuando en verdad, si usted analiza los cultivos que tenemos en nuestros países, junto a las crianzas de animales, y ve los indicadores de eficiencia, de productividad y de rendimiento, se da cuenta de que son extremadamente bajos, extremadamente modestos y consecuentemente incompatibles con las posibilidades del mercado. ¿DÓNDE TIENE ORIGEN ESTA DISTORSIÓN?
Todo esto ocurre porque hemos tratado de resolver los problemas de los agricultores con altas decisiones políticas de crédito, subsidios, con mucha maquinaria, mucha obra de riego, de infraestructura, etcétera. Nos hemos olvidado de hacer aquello que es lo más esencial, lo más medular, lo más decisivo, que consiste en formar, capacitar los recursos humanos para que sepan, quieran y puedan corregir las ineficiencias, los errores de producción, de administración rural, de comercialización de los productos. Es exactamente debido a esos errores, a esas ineficiencias que estamos tan mal, respecto a las cuales a nadie les gusta hablar. Nosotros los brasileños, los dominicanos, los colombianos y los argentinos somos los más eficientes del mundo, según lo que a la gente le gusta decir. Nos engañamos nosotros mismos cuando decimos que somos eficientes cuando en realidad estamos muy mal. Su posición implica que el productor debe manejar informaciones de la situación internacional… Al contrario de lo que ocurría hace diez o quince años, cuando teníamos pocas oportunidades en el mercado externo, y no teníamos con quién competir, en el día de hoy si un productor dominicano quiere tener éxito, tener oportunidad de exportar su producción, tiene que estar consciente y preparado de que él no va a competir con el vecino de a al lado, de su municipio, ni con Haití ni con Centroamérica. Tiene que estar preparado para competir con los agricultores más eficientes del mundo, porque los mercados están abiertos, están globalizados. Y cuando nosotros comparamos los rendimientos de la agricultura y de la ganadería de este país y de esta región de América Latina verificamos que nuestros indicadores, nuestros índices de productividad son extremadamente bajos. Nosotros estamos cosechando, quizás, un tercio y a veces un cuarto de aquello que cosechan nuestros oponentes. Nosotros nunca queremos tocar ese punto. Siempre queremos hablar de que no podemos competir porque Estados Unidos subsidia a sus productores, porque Europa protege contra el ingreso de productos de esta región… pero nadie quiere hablar de las ineficiencias de la agricultura. Es algo que no podemos seguir ocultando, poniendo bajo la alfombra nuestras ineficiencias, porque si no mejoramos nuestro rendimiento por hectárea y por animal no vamos a competir. ¿POR DÓNDE SE PUEDE COMENZAR?
Esto se puede lograr sin pensar en grandes revoluciones, en propuestas macro, que nos asustan, que nos inmovilizan. Prefiero ir a lo chiquito, a lo que es posible. Hay que tomar dos medidas. Tenemos que hacer una reforma profunda en los contenidos curriculares de la escuela primaria. Sabemos que la mayoría tiene acceso. Pero en la escuela primeria, si sacas lo que te han enseñado en los primeros tres años la escuela primaria, a leer, a escribir, a hacer las cuatro operaciones aritméticas, la regla de tres y el sistema métrico decimal, que se utilizan en la vida rural y urbana, nos damos cuenta de que todo lo que se enseña a partir del cuarto año tiene mínima o nula influencia para mejorar el desempeño del ciudadano, como padre de familia, como agricultor, como empresario, como ganadero, como empleado de una empresa, como emprendedor. Porque es una enseñanza extremadamente teórica, y en segundo lugar tiene contenidos que no ayudan para nada en mejorar el desempeño. Antes de entrar a la universidad te enseñan el máximo y el mínimo común divisor, y el álgebra, y la geometría con sus derivados, la historia de Luis XIV, XV y XVI de Francia, la biografía Montesquieu, la historia de los Jardines Colgantes de Babilonia, el Imperio Romano, el Imperio Bizantino, la altura del Himalaya, la ubicación de las montañas rocosas, las luchas del Coliseo de Roma. ¿Sirve eso para ser un buen agricultor o un buen empleado del área urbana? ¿Cuánto por ciento de los habitantes de América Latina llega a la Universidad. Un diez por ciento tal vez. Pero el noventa por ciento no llega. A qué se dedica esa gente. Quienes se dedican a la agricultura no necesitan saber la historia del imperio bizantino, ni del romano. Y en la urbe, a ¿qué se dedica el noventa por ciento de la gente que no fue a la universidad? Se dedica a ser todo aquello que no tiene que ver con la historia de los faraones de Egipto ni con la altura del Himalaya. Esa formación no contribuyó a mejorar el desempeño productivo, ni ayuda a ser mejor ciudadano, ni a respetar al prójimo, ni a ser honesto, responsable. Tenemos que dejar de seguir engañándonos. Dejar de decir que estamos educando para el presente y para el futuro, porque no lo estamos haciendo. Estamos engañando a esos niños y jóvenes. Eso no es educación. ¿CUÁL DEBERÍA SER EL CONTENIDO DE UNA VERDADERA EDUCACIÓN?
La educación debe tener como papel desarrollar las potencialidades, la mente de la gente, el espíritu crítico, la creatividad, la iniciativa, la capacidad de análisis. Necesitamos formar en nuestras escuelas ciudadanos que no sólo tengan conocimientos teóricos, que salgan de la escuela con alguna habilidad de hacer alguna cosa, con alguna actitud para incorporarse en el mercado de trabajo. Nada de eso lo hacemos. ESTOS CIUDADANOS CRÍTICOS, INDEPENDIENTES, ¿LLEVARÍAN LOS CAMBIOS NECESARIOS AL CAMPO?
Hemos inducido a los agricultores, les hemos mentido con que el Gobierno puede resolver sus problemas, cuando a todas luces, como vengo constatando hace más de veinte treinta años, el gobierno no tiene la más remota posibilidad de resolver los problemas de todos los agricultores año tras año por la vía del paternalismo. Medidas paternalistas, tipo crédito, subsidio, semilla, tractores… hay que darlas hoy, mañana, pasado mañana y todos los meses. El único subsidio que le permite emanciparlo de su dependencia, con una única vez que se le dé, es el subsidio educativo. Y ese es el que siempre ha faltado.
EDUCADOR DEL CAMPO
Polan Lancki nació en la parte rural del municipio de Foz do Iguaçu, Brasil. Desde pequeño estuvo ligado a las actividades de la producción agrícola y ganadera de su comunidad. Se hizo agrónomo en la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro. Y trabajó como extensionista durante más de cinco años en las regiones más pobres del Estado de Piauí, donde conoció las extremas condiciones de trabajo de los agricultores brasileños. En la FAO desarrollo una carrera de 23 años, durante la cual tuvo la oportunidad de conocer la producción de alimentos de todo el mundo, y de manera especial la de América Latina. Puede encontrarlos en el sitio www.polanlacki.com. |
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